El sábado nos invitó uno de los árabes de mi clase, Mahadi, a los pakis del semestre pasao, los coreanos y aquí servidor a cenar a su mansión, donde nos estaban esperando unos cuantos árabes más.
Lo pasamos bien y nos trataron mejor, amenizando la velada con sus dátiles árabes, sus cachimbas traídas desde Arabia, su té árabe y su Kabsa árabe.
Por lo que dicen, el Kabsa es uno de sus platos más típicos, y casi el único que pueden preparar aquí, así que lo comen muy a menudo. Básicamente es arroz con cordero. Está bastante bueno, pero la forma de comerlo para alguien como yo que soy pudoroso a la par que escrupuloso, resulta cuanto menos anómala.
Llegada la hora de la cena, quitan la mesa del medio del salón y la ponen a un lado, y mandan allí a las chicas. Traen una alfombra, y en esto que me vienen los dos coreanos con las manos mojadas y dicen que las vamos a usar para comer, mejor que me las lave. Oído cocina, voy al baño, y bien me podrían haber asesinado en la ducha, porque el aquelarre que había montado cuando salí llevaba el hilo musical de Psicosis. Unos diez o doce tíos en cuclillas alrededor de una paellera en el suelo, comiendo con la mano.
Luisito angelical: haz de tripas corazón y no ofendas a tus anfitriones.
Luisito demoníaco: mátalos a todos.
La técnica consistía en meter la manaza en el arroz, apelmazarlo, y con el pulgar empujar hasta el extremo de los dedos, de donde se lleva a la boca. En la práctica es difícil, y aunque el camino a la perfección es la repetición, yo sólo hice un intento. Además usar la mano izquierda es una ofensa, y yo soy zurdo.
-Oye ¿con qué mano cojo la botella de cianuro?
Menos mal que había un paki y un árabe usando cuchara, por lo que yo también podía pedir una, y además usando cuchara sí se puede usar la mano izquierda. Aunque la idea de tener la mano derecha manchada me martilleaba el subconsciente y el consciente, el primer inconveniente, la forma de comer, estaba salvado.
El otro inconveniente, las ganas de comer, era un Everest cultural. La mano iba de la boca a la paellera sin repostar en ninguna servilleta. Los de al-qaeda tenían una técnica más depurada, pero los coreanos se dejaban la mitad del arroz en la mano chupeteada. Estos son para echarles de comer aparte, literalmente. En su afán por no desperdiciar comida, la sacudían en la paellera. Sí, sacudían los granos de arroz baboseados de vuelta a la paellera, y en mi mente ya veía todos los enormes granos de arroz basmati como gusanacos blancos.
Luisito angelical: no ofendas a tus anfitriones, pero mata a estos dos. Come y luego te bebes un bote de espermicida.
El Kabsa todo sea dicho, estaba muy bueno. Además estaba bueno desde el principio, antes de ser gradualmente contaminado, no es que la saliva de alguno fuera muy sabrosa.
Para más inri, todavía en estado de shock, jugamos algo que no me acuerdo. Como siempre, los Dioses de las Cartas no me sonrieron, y sumado a que los pakistaníes hacían trampas, perdí y me tocó cantar la Macarena para 20 personas.
Monday, March 22, 2010
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NO!!! que cantaste la Macarena?! venga... seguro que luego te chivaste a tu primo el de Evacuol
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