La nota surrealista del día en la Gran Muralla fue el taxista que nos llevó. Para ponernos en situación, fuimos en autobús desde Beijing (Dongzhimen) hasta el pueblo más cercano a Mutianyu, Huirou. Ahí teníamos que ir en minibus hasta Mutianyu. Redefinimos minibus a flagoneta to pirata del tío zhang, que espera a los taxistas en la estación de autobuses de Huirou para pegarles el palo.
He aquí lo que en ¿marketing? se llama captación de clientes. Si la estación de autobuses es la última parada, los turistas tienen que pasar por unas cuantas antes de llegar, así que me espero al lado de alguna hasta que los vea pasar, y luego los persigo dando bandazos con mi taxi, corriendo a aporrear la ventana en cada parada. Con los ojos en blanco y echando espuma por la boca (dramatización).
Lo mejor es que al final nos fuimos con este ser y su compinche a la Muralla. Como además estos mafiosetes tendrán apalabradas comisiones por llevarnos a cierta oficina a comprar los tickets no dejaron de tocar los cojones hasta que estábamos ya dentro. A la vuelta, más de lo mismo.
-Tenéis que pagarnos el aparcamiento del tiempo que os hemos estado esperando.
-Tío gitano, si habéis dejado los taxis fuera del aparcamiento aquí en la acera.
-Tenéis que pagarnos el peaje de esta caseta aleatoria donde está mi cuñada.
-Eh… no.
Para animar el viaje de vuelta, conté 3 adelantamientos por la derecha, policía incluída.
Luego he descubierto que no fuimos los primeros, ni por tanto los últimos, que han pasado por esto.
Friday, February 19, 2010
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